Uno de los plagios que más asombro me ha causado en estos días es el que encontré en unas páginas de matemáticas. Siempre que edito un texto, una redacción o estilo distinto es lo que me da la pista de que algo no está bien. Y se despierta en mí la curiosidad, esa inquieta condición que me hace empezar a buscar lo que intuyo podría ser un plagio. Revisando unos textos sobre números mayas y su significado, noté que la forma de escribir y de estructurar no casaba con el resto de los textos desarrollados. Y empecé a escudriñar en la web para determinar si mis sospechas tenían o no fundamento. Increíblemente, no encontraba nada. Sin embargo, mi intuición de editora “cazadora de plagios” y de “baches” en los discursos, me decía que algo estaba mal. Por el instinto de cazadora que viene a mí durante la edición, se me ocurrió buscar una referencia en YouTube y “ voilà ”… allí justo estaba. Encontré el texto en un video de YouTube. Dato increíble, nunca había encontrado un plag