“Ojos frescos” es el término utilizado, editorialmente hablando, para designar el proceso por el cual una correctora de pruebas recibe un libro para su revisión final. Este término lleva implícito el espíritu de este último paso del proceso editorial, es decir, la última mirada que se le dará al material antes de ir a prensa, mirada que jamás se ha posado en página alguna del libro. Esto porque el corrector de pruebas no ha intervenido en ninguno de los pasos del proceso editorial, que han culminado con la finalización del libro. Conozco en el medio dos correctores de pruebas que merecen mi respeto y mi admiración, porque ser corrector de pruebas es tener la habilidad de realizar una labor que requiere de mucha agudeza visual para ver lo que nadie más ha visto, memoria gráfica, un amplio acervo y un conocimiento completo de todas las tareas del proceso editorial. Ser correctora de pruebas en sí, es apasionante y uno de los pasos del proceso editorial que más disfruto. Una com