Muchos meses han transcurrido desde que no entraba a mi blog. Las razones son evidentes; por un lado, exceso de trabajo producido por una diversificación de actividades; por el otro, falta de material o de inspiración para escribir más sobre mi trabajo, la edición.
En estos meses de ausencia, he ido y venido por diversidad de espacios de trabajo. Unos relacionados directamente con la edición, otros que en nada se parecen a lo que he hecho antes, pero que han sido enriquecedores.
En enero, me interné en un espacio totalmente desconocido para mí. Estuve apoyando en la corrección y edición de artículos a un portal muy exitoso en la red. He de reconocer que la experiencia me cautivó, pero llegó el momento en el que sí me sentí cautiva entre las barreras del tiempo y de los horarios. Me sentía, no obstante, a gusto... hasta que descubrí que mi trabajo nunca fue apreciado en su justa dimensión. No lo medité y renuncié a un proyecto que reconozco me encantó.
Pero bueno, son gajes del oficio en este hostil medio, no me quejo, reiteró me gustó y creo que alguna vez seguiré internándome en esos espacios, pero sin el yugo de entregar cantidad.
Me resisto a que mi trabajo sea considerado un oficio cuantitativo.
En estos meses de ausencia, he ido y venido por diversidad de espacios de trabajo. Unos relacionados directamente con la edición, otros que en nada se parecen a lo que he hecho antes, pero que han sido enriquecedores.
En enero, me interné en un espacio totalmente desconocido para mí. Estuve apoyando en la corrección y edición de artículos a un portal muy exitoso en la red. He de reconocer que la experiencia me cautivó, pero llegó el momento en el que sí me sentí cautiva entre las barreras del tiempo y de los horarios. Me sentía, no obstante, a gusto... hasta que descubrí que mi trabajo nunca fue apreciado en su justa dimensión. No lo medité y renuncié a un proyecto que reconozco me encantó.
Pero bueno, son gajes del oficio en este hostil medio, no me quejo, reiteró me gustó y creo que alguna vez seguiré internándome en esos espacios, pero sin el yugo de entregar cantidad.
Me resisto a que mi trabajo sea considerado un oficio cuantitativo.
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