Editar es un arte que requiere de muchos elementos, pero sobre todo, de paciencia, tolerancia y dedicación para convertir textos muchas veces ilegibles, en documentos de lectura fluida.
Editar es labor de hormigas, es un talento especial que se basa en una personalidad sui géneris que no se conforma con un juicio ni los acepta como una verdad absoluta. Editar es investigar detalles que para otros son imperceptibles o irrelevantes, datos que requieren de una rigurosa comprobación que no se limita a lo que se repite en todas partes.
Editar requiere de mucho control, de encontrar soluciones antes de perderse en una crítica sin sustento ni fundamento. Editar requiere de procesos de humildad y de tolerancia para entender que no todos tienen la misma capacidad para manejar el idioma con fluidez, como sí la tiene un editor experimentado.
Editar es convertirse en “todólogo”, manejar el idioma y el arte de corregir en todas sus dimensiones, utilizar con propiedad herramientas tecnológicas, disponer de acuciosidad para entregarse a los textos, pulirlos y presentarlos con las huellas latentes de una edición bien cuidada.
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