En mi quehacer, he encontrado infinidad de plagios. Recuerdo a una especialista en el arte de plagiar que, al no saber nada de Ciencias Sociales, formaba sus párrafos de múltiples páginas tomadas de la red, pero eso sí, solo de criterios de autoridad en la temática que estuviera desarrollando. No obstante, yo lograba detectar cada uno de los sitios de donde tomaba la información y en faenas difíciles, hasta los libros de los cuales había extraído algunos párrafos. Algunos “pseudo-autores” cambiaban palabras colocando otros sinónimos en las oraciones iniciales y finales, y el resto del párrafo continuaba intacto. Otros, más hábiles, lograban adaptar los textos de manera magistral. Las formas derivadas han sido múltiples, pero “normales” en el contexto de la apertura que han ido brindando las nuevas tecnologías informáticas. Pues bien, ahora he encontrado otra forma de plagio que me hizo “sudar” por unas horas: el plagio a páginas de contenido especializado en inglés, trad